Lazos Eternos (Formato libro)
Capítulo
1: El encuentro
Todo estaba realmente
oscuro, no sabía dónde estaba...miró a su alrededor extrañada.
Al parecer se encontraba en un
cuarto, alguna especie de habitación, solo que no habían muebles.
Aquel lugar estaba completamente
vacío y sintió que se moría de frío. La temperatura era demasiado baja para la
época en la que estaban. Su cabeza no conseguía encontrarle una explicación a
lo que me estaba pasando ni a cómo había llegado allí. Volvió a mirar a su
alrededor, esta vez con más atención.
Había una ventana cerca de Lucy y
desde ella se podía ver la noche. Gracias a la leve luz de la luna, en la
habitación consiguió ver a duras penas algunos objetos.
Se había equivocado al pensar que
no había muebles...pues después de un momento descubrió que muy cerca
descansaba una cama y una pequeña masita a su lado. Sin duda sus ojos se
estaban acostumbrando a la oscuridad reinante en aquel lugar desconocido. Sin
embargo el lugar ofrecía un aspecto más bien lúgubre.
Todavía no había averiguado qué
hacía en ese lugar cuando sintió que alguien la observaba desde algún lugar del
cuarto, con una mirada intensa y penetrante. Intentó agudizar sus sentidos pero
de cualquier forma no pudo reconocerlo.
Sintió como el miedo comenzó a
aflorar en su pecho dejándola completamente quieta e inmóvil. El pánico se apoderaría
de Lucy pronto si no hacía nada.
Giró su cuerpo para poder
observar desde el mayor número de ángulos posibles. Pero no pude distinguir
nada fuera de lo normal. El extraño había desaparecido súbitamente y ya no lo
veía.
Sentía frío y un miedo espantoso,
una sensación de la que resultaba imposible desprenderse.
Miró al frente y entonces lo vio.
El hombre estaba sentado en el suelo muy cerca de la mesita. Observándola.
Sus fuertes y a la vez delgados
brazos descansaban por encima de las rodillas mientras su mirada la estudiaba
con intensidad.
Sofocó un grito de susto y dio
unos pasos hacia atrás, retrocediendo.
En cuanto él se dio cuenta de su
temor su expresión de concentración y carente de emoción, se transformó en una
máscara de dulzura.
Sin embargo eso no hiso que se
tranquilizara y con las manos detrás de las espalda, con la intención de
encontrar la pared detrás de ella, retrocedió tan rápido como pudo.
Oh, Dios iba a morir allí. Con el
miedo ralentizando sus piernas, intentó huir hacia una oscura puerta situada a
un costado.
Antes de que pudiera llegar, él
estaba de pie y se aproximaba lentamente a ella. El movimiento había sido
prácticamente invisible.
Calculó las posibilidades que
tendría de salir de ahí pero no encontró ninguna razón por la que ese extraño y
misterioso hombre la dejaría salir de allí.
Y si lo hubiera hecho, tampoco
sabría a donde ir...
En cuanto él se acercó a Lucy,
comprendió que no era una hombre si no un chico.
Un chico más o menos joven, de su
edad. Eso consiguió tranquilizarla un poco. Solo un poco.
- no temas...-susurró con vos
dulce, algo que le pareció completamente fuera de lugar y un poco absurdo.- no
te haré daño.
Intentó hacer algo, quizás gritar
pero no encontraba mi voz.
¿Qué estaba haciendo en ese lugar
y lo más importante quién era el extraño que la tenía arrinconada contra la
pared?
- ¿q-quién eres?- tartamudee.
Lucy distinguió en su cara una
belleza innegable. Tenía los rasgos tan marcados y atractivos que se quedó
mirándolo durante unos segundos.
- No te preocupes por eso. Sólo
bebes saber que no te haré daño...- Su vos era persuasiva y extrañamente
tranquilizadora.
No sabía lo que estaba pasándole
pero su mente dejó de pensar coherentemente.
Tenía la sensación de estar
siendo dominada. Su cuerpo se relajó al instante y se sintió mucho más
tranquila.
Una pequeña parte de su cerebro
rebajó la posibilidad de que algo estaba produciéndome aquella sensación.
Pero no tuvo tiempo de pensar en
ello mucho más, porque el misterioso chico aguardaba expectante.
Extendió el brazo en su dirección
y apartó el pelo de su cuello. ¿Acaso esas puntitas blancas que sobresalían
bajo sus labios eran colmillos? Debía de estar volviéndose loca.
Sintió como su boca se posaba en
su garganta hasta que se sumió en una oscuridad de la que no salió.
Entonces se despertó.
El cielo claro de la
mañana fue despertándola poco a poco. No había sido una buena noche que
digamos, las pesadillas habían sido muy extrañas y vívidas... Pero ahora por
fin estaba despierta.
Parpadeó varias veces
para acostumbrarse a la repentina luz.
Se sentó en la cama
de su ordenada habitación. Estaba todo en su lugar como siempre. A veces tenía
la sensación de que su vida se estaba volviendo demasiado monótona.
Sentía que necesitaba
un cambio, algo que la hiciera sentirme más viva....otra vez.
No quería recordarlo,
ya sabía lo que tendría que pasar después, tendría que volver a desterrar el
recuerdo al fondo de su mente y eso no era nada fácil. No era simple no porque
aún lo quisiera. No. Lo que sentía se podría llamar ¿desprecio? Sí, esa era la
palabra, Desprecio.
Pero hoy cumplían
tres meses desde que Bruce la había dejado... pensaba que la quería pero al
parecer se equivocaba. Supuso que estaba demasiado ciega para darse cuenta de
lo que ahora le parecía tan obvio.
Comprendió que se
había aprovechado de Lucy y al recordar cuánto lo había querido, o al menos eso
había creído, me daba cuenta de cuánto tiempo había perdido.
Pero Bruce no era
quien había pensado en un principio.
No la quería, quizás
ni siquiera la apreciara. Pero tampoco es que ahora le importara demasiado, más
bien formaba parte de una etapa mala de su vida, mala y corta.
Le agradó darse
cuenta de que ya no le dolía pensar en él, ya que trataba de evitarlo siempre
que podía.
Escuchó la vos de su
madre llamándola desde la cocina
-Lucy, baja a
desayunar, ¡se te va a hacer tarde!
Suspiró. Mamá tenía
razón, por lo que se vestí rápido y bajó.
Lucy se paró un
momento al pie de las escaleras mientras escuchaba los sonidos que venían de la
cocina.
-ojala hoy todo vaya
bien - pensó con esperanza.
Dobló la esquina en
menos de un segundo. Mama estaba preparando café
-buenos días, ¿es muy
tarde?- preguntó mientras preparaba una taza para ella.
-no mucho pero has de
darte prisa- Gabrielle se dio la vuelta para no darla la espalda mientras
recogía la tasa de café que acababa de preparar.
La madre de Lucy
madre era una mujer muy cálida. Algo que siempre había agradecido era que
Gabrielle seguía mirando a su padre con ojos de enamorada. Al menos ellos habían
tenido suerte al encontrarse, y me sentía feliz al mirarlos.
Sus cariñosos ojos me
observaron, esperando.
-¿dónde está papá?-
pregunté imaginándome la respuesta al acabar de formularla.
Debía de estar
trabajando ya. Siempre se iba antes que ella.
-ya se ha
ido.-respondió mama mientras le daba el último trago a su taza y la ponía en el
fregadero.
Que sorpresa.
Cuando sus padres se
casaron había invertido sus ahorros en una pequeña y acogedora librería y Papá
trabajaba en ella. De pequeña siempre me había preguntado porque le gustaba
tanto su trabajo. Después comprendí que se sentía bien rodeado de libros.
Supongo que estaba como en casa, algo que ella también sentía cuando pasaba las
tardes ahí metida
-Deberías comer algo
más, cariño-le dijo Gabrielle rompiendo el hilo de sus pensamientos
Debía de darse prisa,
o llegaría tarde a clase.
-no, gracias.-
contestó apresuradamente Lucy mientras cogía dos barritas de cereales y los
metía en el bolcillo exterior de la mochila - las comeré por el camino, lo
prometo.
- De acuerdo- sonrío
y después comenzó a beber a sorbitos la tasa de café caliente que tenía en las
manos.- pero ya sabes que prefiero que comas algo más.
- lo sé pero estoy
llegando tarde. Te quiero...-sonrió al ver como su madre la miraba desde el
otro rincón de la cocina, su rostro algo cansado, su pelo alborotado y la bata
rosa bebé que siempre usaba.
Se encaminó por el
pasillo y la saludé con la mano justo antes de doblar la esquina...
-¡adiós! Gritó Lucy
mientras cerraba la puerta.
Cruzó el pequeño
tramo de jardín hasta llegar al coche. Hacía frío asique entró en la cabina y
encendió el aire acondicionado. El calor se fue extendiendo a través de la
cabina.
Esperó unos segundos
a que el coche se calentara un poco más y arrancó.
No es que supiera
demasiado sobre coches. Su amplia lista se limitaba solo a saber que el suyo
era un Chevrolet negro. No era el más lujoso de todos los que estaban
estacionados en el aparcamiento ni de cerca, pero ella era feliz con él.
Su casa estaba cerca
del instituto de modo que no tardó demasiado en llegar. Al final con las prisas
había llegado pronto.
Lucy aparcó el coche
y se quedó ahí un momento esperando a que se llenara el establecimiento, ya que
no le apetecía nada ir a clase tan temprano.
De pronto sintió algo
de hambre y recordó las barritas que tenía en la mochila. Se giró para rebuscar
en la mochila y sacar las.
Comió rápidamente y
cuando hubo más gente se apresuró a salir fuera.
El frio no era tan
fuerte como antes por lo que Lucy se relajó bajo la chaqueta y comenzó a
caminar hacia la entrada.
Levantó la mano por
encima de su cabeza cuando Vicky, su mejor amiga, se acercaba.
Vicky era una persona
siempre activa y su aura de buen humor hacia que la gente que estaba a su
alrededor se sintiera igual. Era como si tuviera una energía positiva emanando
de ella.
-¡hola! - exclamó por
encima de las demás voces mientras agitaba la mano efusivamente.
Cuando llegó hasta Lucy
lucía radiante y feliz.
-¡hola! –Contestó
sonriendo - ¿cómo estás? diría que pareces muy contenta hoy...
- si porque tengo que
contarte algo, algo muy importante- añadió esto último con vos misteriosa.
Lucy se echó a reír
ante su expresión.
-¿qué pasa?-
-hay un chico nuevo
en nuestra clase...-dijo esbozando una sonrisa.
-¿y qué tiene eso de
interesante?- la interrumpió
Suspiró y la miró
fijamente.
- déjame acabar,
¿vale? - le guiñó un ojo y continuó- te puedo asegurar que es el tío más bueno
que jamás hayas visto...
Lucy puso los ojos en
blanco...
-ya estas exagerando
otra vez...-comenzó a decir, pero Vicky no dejó que acabara la frase.
Su amiga siempre
había sido muy efusiva.
-veras como tengo
razón, quien sabe...quizás algún día me lo agradezcas.
-Hummm, no sé a qué
te refieres con eso.
-no importa, tenemos
que movernos, no hay tiempo.-dijo mientras caminaba más rápido.
Ella intentó seguir
su ritmo. Parecía que se había vuelto majara. Debía de aburrirse mucho en los
últimos días.
-¿Para qué?- preguntó
confusa.
- Alguien tiene que
enseñarle el lugar ¿no te parece?-sonrió de forma picarona mientras Lucy la
miraba como si estuviera loca.
"no estaría
hablando enserio... ¿verdad?" pensó
-oh no, eso sí
que...-se interrumpió a media frase- pero si no lo conoces.
-no importa...-miró
su expresión y dijo exasperada- ¡oh vamos! Será divertido.
-allá tú, si quieres,
pero conmigo no cuentes...-intentó esquivar la cuestión. No tenías sentido.
Vicky la tomó de la
mano apretando un poco más de lo normal, y tiró de ella hasta que llegamos a la
puerta de clase.
-míralo- repuso
Vicky, intentando atraer su atención.
Junto al marco de la
puerta de su clase se apoyaba un chico, si se le puede llamar así.
Era tan diferente de
los cientos de chicos del instituto. Su cabeza tardó algunos segundos en
encontrar los adjetivos adecuados para describirle. Era particularmente
hermoso. Esa clase de belleza natural que solo esperas ver en las mejores
revistas.
Lucía el pelo largo
hasta las orejas y castaño oscuro. Su piel blanca hacia contraste con su pelo.
Estaba apoyado contra
la pared que estaba continua a la puerta.
Su postura
despreocupada y la manera en que poso sus ojos en ella la dejaron aturdida. La
miró fijamente, concentrado. Ninguna expresión cruzó por su rostro.
En el momento en el
que sus miradas se encontraron Lucy supuso que era de mala educación mirar a
alguien fijamente mientras esa persona era consciente de que la observabas.
Por lo que apartó la
vista con rapidez. Y lo primero con lo que se encontró fue a Vicky sonriéndome triunfal
ante la expresión de si rostro.
Esperaba que no se le
notara mucho, pero ya sentía como la sangre sonrojaba sus mejillas.
Respiró hondo y
caminó, con Vicky pegada a ella, hasta entrar en clase. En ese momento le había
parecido ver al chico nuevo sonreír para sus adentros y la curiosidad pico en
ella.
Cuando él la había
mirado, sin apartar la mirada ni un segundo, se sintió completamente
insignificante delante de él.
Se sentó en su lugar
lo más rápido que le fue posible y giró la cabeza hacia un lado para mirar
hacia la puerta.
Se preguntó por qué
él estaba esperando ahí, su postura era rígida mientras permanecía apoyado
contra el marco de la puerta, pero se cuerpo se relajó al instante y cuando
comenzó a caminar Lucy pudo observar el desparpajo con el que se movía y la
gracia tan particular de dichos movimientos.
Mientras lo miraba
disimuladamente se fijó en sus ropas, tan perfectamente adaptadas a su cuerpo.
Vestía inevitables
vaqueros gastados y una camiseta negra. La ropa era informal y aun así parecía
sacada de una revista de moda. Simplemente era hermoso…
Quería creer que
estos pensamientos tan atropellados eran a causa del impacto del primer
momento.
Miró un momento por
la ventana para desprenderse de la sensación tan rara que le estaba recorriendo
el cuerpo y después de unos segundos el profesor entró en la clase.
Había olvidado que
tocaba literatura.
Mucho mejor, de ese
modo intentaría distraerse un poco y no mirar hacia el chico nuevo.
Y nada más entrar y
saludar a todos con el estúpido " buenos días" el señor Frank
procedió a presentar al chico nuevo.
-bueno chicos, parece
que hoy tenemos a un nuevo alumno en la clase. Si no me equivoco tu nombre
es...
-Dave-interrumpió él
con vos alta y clara. Todas las cabezas de la clase se giraron para verlo.
-ok Dave, encantado
de tenerte con nosotros- dijo el profesor con bastante ánimo.
Lucy sacó su libreta
y se dedicó a intentar prestar atención a la clase, pero su cabeza estaba en un
lugar diferente.
Las dos veces que
miró a Dave, algo que intentaba que no fuera muy seguido, él estaba
observándola. Era extraña la forma en la que posó sus ojos sobre ella, de una
manera casi intimidante.
Miro a Vicky que
garabateaba en su cuaderno con aire distraído. Mejor, porque sentía que no
quería hablar con nadie.
Las clases eran un
tormento en ese momento y lo único que se le ocurría era querer salir de allí
en ese mismo instante. Lamentó no poder hacerlo.
Cuando acaboó la
clase recogió sus cosas y se encamino a la puerta. No entendió como lo había
hecho tan rápido pero Dave estaba en el umbral, apoyado contra la pared.
Tenía una postura
despreocupada, y observaba todo con mucha intensidad, o eso le pareció a ella.
Respiró hondo y se concentró
en caminar bien.
En un fugaz
pensamiento le molestó mucho lo nerviosa que se estaba poniendo.
No era nada
conveniente que lo estuviera.
Cuando atravesó la
puerta sintió la mirada de Dave clavarse directamente en ella. Quizás se lo
estaba imaginando todo. Lucy intentó seguir caminando como si nada, intentando
parecer despreocupada, pero sabía muy bien que por dentro las cosas no eran
así.
Capítulo 2: inesperado
-¿no vas a comerte
esto?- preguntó Vicky señalando un trozo de pastel que había en su bandeja.
Miró hacia abajo y se
dio cuenta de que su comida seguía casi intacta.
-o mejor sería
preguntarte... ¿te vas a comer algo de esto?- señaló nuevamente la bandeja.
Vicky la miró fijamente y frunció el seño-¿qué te pasa?
Lucy se encogió de
hombros.
-Nada, ¿por?
La mirada que le puso
Vicky le recordó que a ella no podía engañarla.
-Solo lo preguntaba,
porque llevas un montón de rato sin decir una palabra y mirando a tu alrededor
como una posesa... solo eso.
Lucy le dedicó a su
amiga una mirada de odio.
-Yo no hago eso.
-Sí que lo hacías. –
Puntualizó- pero eso no importa. Te ocurre algo…
Lucy no escuchó el
resto de la frase que estaba diciendo porque en ese momento entro en el comedor
Dave, deslumbrante.
Odió la sensación que
le producía cuando lo veía. Era inapropiado para haberlo conocido hacia
exactamente tres horas. ¡Aleluya!
Notó como toda la
gente que había allí se volvía a observarlo conforme avanzaba. Sin embargo, el
no parecía darse cuenta de eso, tenía el ceño fruncido y siguió caminando sin percatarse
de nada. Excepto de ella.
Sus ojos volaron
alrededor de todo el lugar hasta posarse en los suyos .Lucy intentó
concentrarse en lo que Vicky le estaba diciendo.
¿Qué era lo último
que había dicho?
-Lucy-se quejó Vicky.
-lo siento, de
verdad. No me pasa nada, solo que hoy no tengo mucho hambre- repuso haciendo
una mueca.
Patético.
- he visto como lo
mirabas.
Oh, dios. No tenía
ganas de hablar de eso, aunque no hubiera nada de qué hablar.
- ¿A quién?- dijo con despreocupación,
intentado disimular.
Esperaba que colara.
-ya sabes a
quien-dijo Vicky con vos cantarina- tienes un destello de luz cada vez que lo
miras.
-estas volviéndote
loca, ¿lo sabias?- respondió la aludida con una mirada sarcástica, sonriendo.
-quizás...-admitió
con una sonrisa- pero en esto tengo la razón.
Lucy buscó rápido
otro tema del que hablar que no tratara de Dave.
-¿Por qué no dejamos
ya el tema? no sé por qué estamos hablando de esto...-
Frunció los labios
mientras se masajeaba la cabeza con aire distraído.
Debería comer algo
más si se tiene en cuenta que su desayuno no había sido del todo abundante.
-¿estás bien?
-preguntó su amiga, preocupada.
-solo es la
cabeza...no he dormido muy bien anoche...
Lucy sintió otra vez
el cansancio martilleando en su cabeza. Le vinieron a la cabeza las imágenes de
los sueños de anoche, y se sintió más abatida aún.
-¿Has tenido alguna
pesadilla?
Lucy lo pensó unos
segundos. La verdad era que no sabía si realmente podría llamar a su sueño “una
pesadilla” pero desde luego que la había dejado algo casada por no hablar de
que no podía sacarse de la cabeza al misterioso chico de aquella habitación,
aunque no podía recordar su rostro.
-bueno… algo
parecido, pero no hay de qué preocuparse. Ya se me pasará, o eso espero…
-yo también...me deprime
verte así...últimamente no haces nada ¿sabes?- sonrió con descaro- ¿Ves? sabía
que el comentario te haría sonreír.
Esta vez Lucy sonreió con ganas.
-sobre todo porque
sabes que no es verdad-dijo mientras mordisqueaba su manzana.
Vicky siempre hacía ese
tipo de bromas. Una de las cosas que más le gustaba de su amiga era la
capacidad inagotable de hacerla sentirse bien a toda costa.
Y la inagotable
fuente de optimismo que tenía era justo lo que necesitaba.
-sí, ya. Algunas
hacemos planes de vez en cuando. ¿Qué te parece si hoy me acompañas a Gloria's?
Lucy puso mala cara.
No le apetecía mucho ir a la cafetería donde ella y Vicky habían pasado las
tardes cuando el invierno era demasiado frío y no podían salir a la calle.
Al pensarlo le vino a
la mente un recuerdo.
Vicky y ella jugaban
en la nieve mientras sus madres estaban dentro tomando un café.
Tendrían unos cinco
años. Lucy está convencida de que si se alejaban un poco no pasaría nada y
además de ese modo se lo pasarían mejor.
Con la nariz roja por
el frío, había convencido a Vicky para alejarse más.
Cuando se volvieron a
acordar de que tenían que volver dentro, sus madres llevaban un rato
buscándolas. Finalmente las encontraron muertas de frio en la nieve. La madre
de Lucy había enfurecido al principio.
Les habían echado la
bronca por alejarse y perderse.
Lucy soltó una risita
nerviosa al acordarse.
- vale, no tienes
ganas- repuso Vicky al ver la cara que había puesto segundos antes
- ¿sabes qué?, sí.
Vamos después de clase -repuso con soltura - ¿qué te parece?
- ¿y ese cambio de
opinión tan repentino?- dijo Vicky sonriendo picaronamente
Lucy se devolvió la
sonrisa complacida con lo que estaba pensando.
- Quizás tengas razón
con lo que dijiste antes...-comentó Lucy en vos baja.
Era verdad que
últimamente estaba atrincherada en su cuarto y de pronto se sintió culpable por
su amiga.
-¿acerca de qué?
- "...me deprime
verte así...últimamente no haces nada ¿sabes?" - dijo imitando la vos de
su amiga con un tono mucho más odioso para que adoptara una carácter cómico en
vez de malvado.
-oh así que después
de todo reconoces que es verdad. Bien, es un paso...
Antes de que
terminara de hablar Lucy la interrumpió mientras ponía los ojos en blanco.
-deja de hablar como
si fuera tu paciente y tú mi psicólogo- repuso mientras le propinaba un empujón
juguetón en el hombro a su amiga.
Las dos empezaron a
reírse a carcajadas por lo ridículo de la situación.
-vale ya- interrumpió
Vicky entre risas- esto es realmente estúpido.
De pronto el rostro
de Vicky se tornó serio y miró a su amiga son gravedad.
Lucy se desconcertó.
-¿Qué ocurre?
- no puedo creer que
finalmente me hayas hecho cambiar de tema - respondió y las dos comenzaron a
reír otra vez.
- no sé por qué te
empeñas en averiguar algo que no existe - declaró Lucy - me explicas de dónde
has sacado todo el tema ese del chico nuevo, ¿cómo era su nombre? ¿Dave?
Vicky capto el buen
humor de su amiga al instante.
- ¿sabes por qué
insisto en sacar el tema de Dave...?- se quedó un momento en silencio. Miró
detrás de Lucy buscando algo.
Estuvo tentada de
averiguar de qué se trataba pero lo dejó pasar.
Al fin y al cabo
cuanto antes contestara, antes se acabaría esta absurda conversación.
-bueno, querida y
afortunada amiga, te informo que el chico misterioso te ha estado mirando casi
todo el almuerzo.
Supuso que su amiga
estaba exagerando.
- seguro que no,
serán imaginaciones tuyas. Ya te lo he dicho, Vicky. Algún día quizás trabajes
de eso o algo por el estilo pero mientras tanto, deja de querer emparejar a
todo el mundo.
Su amiga sonrió con
fervor.
- a). Yo no junto a
la gente, solo los ayudo. Es algo inevitable, tan sólo lo agilizo.
Y b). Te digo la
verdad.
Lucy se acomodó un
momento en la silla y después de un segundo giró la cabeza para comprobar si
Dave estaba ahí.
Y en efecto, el
misterioso y solitario chico nuevo estaba sentado encima de una mesa vacía, tan
despreocupado y enloquecedoramente hermoso que hasta le dio rabia.
Notó que nadie más se
había sentado en la mesa con él, aunque algún instinto se dijo que algunos se
morían por hacerlo. Sin embargo había algo que los apartaba de su camino.
Descubrió con cierto
asombro que el hecho de que la gente no se estuviera relacionando con él se
debía a que en cierto modo parecía peligroso y muy diferente al resto de los
chicos de mi instituto.
Su mirada era
profunda cuando la observó y hasta pícara.
Apartó la mirada
cuando éste se la devolvió.
- pero ¿por qué iba a
hacerlo? -preguntó
En realidad no se
creía las bobadas de Vicky.
- a mí no me mires.
¿Por qué no se lo preguntas tu misma?
-debes de estar
loca...-susurró aunque sabía que Vicky la oía perfectamente.
-bueno de todas
formas tengo que irme.
- ¿dónde vas?
-inquirió extrañada
- gimnasia a cuarta
hora - contestó, y no hiso falta decir nada más para que la entendiera.
Antes de irse
completamente, le dijo- ¿te importaría llevarme la bandeja?
Lucy asintió y Vicky
salió disparada por el pasillo
La compadeció por un
segundo.
Suspiró y se levantó.
Recogió las dos bandejas y se encamino hacia el contenedor de la cafetería.
Había una persona
dejando su bandeja asique aprovechó a caminar lento y así ahorrarse el esperar.
Cuando ya casi estaba
llegando al contenedor, el bolso que tenía los libros se le resbaló del hombro
y el peso de éste hiso que las bandejas de balancearan.
De pronto unas manos
asombrosamente fuertes estaban ahí ayudándola a sostenerlas mientras se
colocaba el pesado bolso en el hombro otra vez. No lo había visto ni
acercarse... Dave la miraba ardientemente.
-uy -murmuró.
No se le ocurrió nada
más que decir. Aprovechó la oportunidad para observar su rostro y absorber la
belleza de tan finos rasgos.
-no te preocupes-
dijo con vos serena- si quieres las llevo yo- ofreció mientras señalaba su
propia bandeja, completamente vacía.
-de acuerdo- dijo con
vos amable y torpe mientras se acomodaba el pelo, que se le caía en los ojos.
Debía de tener un aspecto horrible. Esperó, al menos, que él no se diera
cuenta.
Dave sonrió y mostró
una hilera de dientes alineados y perfectos. Alargó la mano y cogió las dos
bandejas.
Se sintió rara cuando
sus manos se tocaron, como si la recorriera una extraña sensación. Una
corriente eléctrica corriendo por su piel.
Después de un
segundo, él se dio la vuelta, retiró los envoltorios y la basura restante de
las bandejas y las colocó con las demás. Entonces se volvió para mirar a Lucy.
Dave hacía
movimientos rápidos y limpios... ¿Cómo era posible que no pudiera quitarle los
ojos de encima?
Se quedó como una
tonta observándolo. Eso la irritó un poco por lo que se apresuró a cambiar la
expresión de su rostro por una más normal.
-muchas gracias- le
dijo, ya que no sabía que otra cosa podría decirle.
Dave le guiñó un ojo
mientras ella sentía como se sonrojaba apenas y después volvió a su mesa para
recoger sus cosas.
Lucy miro al suelo
unos instantes y cuando levantó la mirada Dave ya se había ido.
Recorrió por un
segundo la cafetería antes de irse...todos estaban mirándola.
En ese momento tocó
el timbre.
Lucy respiró hondo y
comenzó a recoger sus cosas. Por fin habían acabado las clases, y pensaba salir
lo más rápido posible del instituto.
Se había pasado gran
parte de la ultima hora pensando en unos ojos que no podía olvidar, unos ojos
inconfundibles, los ojos de Dave, y en cómo la había mirado antes.
Le sorprendió la
naturalidad con la que pensaba su nombre, algo que la enfureció. ¿Por qué se
sentía tan atraía hacia él? no le
conocía.
Lucy miro al frente
olvidándose por completo del hilo de sus pensamientos y salió fuera. El aire
fresco le dio en la cara, algo que agradeció enormemente.
Estaba deseando
llegar a su coche cuanto antes pero aún tenía que encontrar a Vicky para ver a
qué hora irían al Gloria’s. Se tomó su tiempo mientras localizada el coche de
su amiga y se dirigía hacia él. Cuando llegó, Vicky la esperaba apoyada en la
puerta de su coche.
-por fin-dijo- creí
que antes llegaría el apocalipsis
-vamos, no exageres.
Vicky sonrió como
siempre, caminó con los libros en la mano hasta ponerlos en el asiento del
copiloto de su coche y de dio la vuelta para decir.
- pareces algo
alterada.- la miro fijamente- ¿estás bien?
-claro que sí,
supongo que debería irme a casa a comer algo, ya sabes.- Suspiró- ¿A qué hora
te apetece ir al Gloria's?
-a las 6 estaría
bien- contestó Vicky guiñándole un ojo- ve tranquila, nos vemos más tarde -dijo
a la vez que comenzaba a chatear por el móvil.
- de acuerdo, adiós –Lucy
se despidió con la mano tras darle un abraso y ver como subía en su coche.
La vio alejarse, dio
media vuelta y comenzó a buscar su coche con la vista.
Pero lo que le llamo
la atención no fue su coche, si no el despampanante BMV negro aparcado justo al
lado. Recordó que cuando había llegado por la mañana el sitio vacante estaba
vacío.
Se preguntó quién
tendría un coche tan ostentoso, que Lucy recordara no conocía a nadie que
tuviera ese coche en particular, aunque claro era obvio que
seguramente se trataba de Dave. ¿Quién más podría pasearse con un coche así sin
resultar llamativo en el aparcamiento de un instituto?, sin ninguna duda él.
Cuando fue a entrar
en la cabina de su coche, sintió la respiración de alguien detrás de ella.
Se giró
repentinamente, cuando él la miro tentadoramente, apoyado en el capo de su BMV.
Lucy se quedó mirándolo
fijamente, analizando cada parte de su rostro. Llevaba puestas las gafas de
sol, algo que lo hacía parecer algo
peligroso y desde luego, muy apuesto y seductor.
Era la segunda vez en
el día que el aparecía sin hacer ruido.
Respiró hondo
intentando que no se notara lo encantada que estaba de verle otra vez, aunque
no quisiera admitirlo.
-veo que seguimos
coincidiendo en todos lados ¿no?- dijo seductoramente tímido mientras se
quitaba las gafas de sol y dejaba entrever los ojos.
Estaba tan enloquecedoramente
guapo mientras la miraba con esos ojazos negro tan penetrantes... Se sintió
algo cohibida
-¿qué haces aquí?-
pregunté sorprendida después de unos segundos.
-bueno... este es mi
coche... -respondió de forma tentadora, encogiéndose de hombros.
-tiene sentido, la
verdad...- Lucy se sintió estúpida al no tener nada más que decir y se dio la
vuelta para buscar en el bolso las llaves de su coche rezando que pensara que
estaba loca y se fuera, así dejaría de hacer el ridículo cada vez que él estaba
cerca.
-me he fijado que
coincidimos en varias clases- comentó casualmente mientras observaba como un mechón
de mi pelo se salía de mi coleta y se rizaba por mi rostro- y estaba pensando
que podrías acompañarme a alguna librería, y así conseguir mi ejemplar de Amor
en tiempos de cólera, si no es mucha molestia.
Se interrumpió y la
miró expectante.
Entonces se acordó de
que el profesor Frank les había mandado ese libro para este trimestre y por lo
tanto tendría que pasarse por la tienda a recoger su ejemplar. Después se
encontraría con Vicky en el Gloria's, aunque a decir verdad no tenía muchas
ganas de ir.
Dave se dio cuenta de
que le había dado por pensar y aprovechó para tomar sus libros.
-creo que tú también
lo necesitas, en tal caso podemos ir juntos- entonces puso toda la atracción de
su mirada sobre ella.
Sus ojos tenían como
pequeños destellos violetas que hicieron que Lucy se sintiera mareada ante
tanta belleza. Era como una estatua del ángel salvador parado contra el coche
mientras esperaba su respuesta. No podría haber rechazado su invitación aún de
haberlo intentado.
Él era todo lo que
siempre había querido conocer, y parecía tan real frente a ella.
-claro que si- dijo
casi sin respirar.
-será mejor que antes
te lleve a comer algo- Lucy frunció el ceño ente sus palabras- por lo que vi
hoy en el almuerzo, no has comido mucho- se explicó antes de que ella tuviera
la oportunidad de preguntar.
Dave era sumamente
observador, pensó en el fondo de su mente.
-sí, tienes
razón...eres muy perceptivo ¿no es así?- dejo la palabra en el aire sin saber
muy bien porque se había parado en un detalle tan tonto.
-¿por qué lo dices?
Sus ojos
relampaguearon mientras lo miraba y ella se iba sintiendo más y más cohibida a
medida que pasaban los segundos.
-sabias que no había
comido nada en el almuerzo...
Antes de que pudiera
terminar la frase, él se apresuró a responder, sabedor de la pregunta que ella tenía
en mente.
-bueno digamos que le
doy mucha importancia a los detalles...y tú eres...no importa.- movió sus ojos
hacia otro lado para que Lucy no pudiera ver que había en ellos, pero habría
jurado que estaba sonriendo.
¿Qué soy yo?-
preguntó un poco confundida por este chico tan misterioso que casi no la
conocía y por el que sentía una atracción magnética más que preocupante.
Sonrió ante el
pensamiento. Al ver su sonrisa Dave la miro fijamente y dijo:
- eres la chicas más
hermosa que me acompañará a una librería, necesitamos nuestro ejemplar
¿Recuerdas?- contestó eludiendo la pregunta.- Podrías aprovechar para mostrarme
un poco el pueblo.
Lucy no sabía que
decir a eso...la había llamado hermosa... no era algo a lo que estuviera
acostumbrada a escuchar demasiado, y la hiso sentirse rara pero sobretodo muy
alagada, porque por encima de todas las cosas, quien estaba parado en frente de
ella, llamándola hermosa, e intentando hacer algo juntos era Dave, y por mucho
que intentara pensar racionalmente no había escusa en el mundo que podría haber
servido para eludir esta "cita". Tampoco es que quería que hubiera
escusas.
-me encantaría ir contigo, ¿vamos?- preguntó
con entusiasmo.
Vicky se volvería loca
de entusiasmo si supiera que el misterioso chico nuevo estaba invitándola a
pasar la tarde con él, y aunque pareciera extremadamente pronto, no pudo evitar
sentirse muy feliz y muy tranquila.
Capítulo 3: íntimo
Sentía como Dave la observaba
desde su lugar en la librería. Afortunadamente la tienda tenía un segundo piso,
en el que pasaba muchas tardes, disfrutando de la tranquilidad del lugar. “Su lugar” pensó inevitablemente. De
cualquier modo lo que era especial en este segundo piso, al menos para ella,
era la existencia de unos sofás muy bonitos en un rincón, que estaban
destinados para que la gente se sentara a leer y cosas por el estilo. Lucy
siempre se había refugiado en ese lugar, la tranquilidad que se respiraba era
abrumadora y sentía como si entrara en un nuevo mundo. No había mucha gente que
supiera realmente acerca de este segundo piso ya que no todos estaba
interesados y la verdad es que lo prefería así.
Y ahora estaba allí con él,
mientras rebuscaba su ejemplar de Amor en tiempos de cólera y sentía un
cosquilleo en la espalda antes su penetrante mirada.
Encontró lo que estaba buscando y
se dio la vuelta para sentarse con él.
-este lugar es muy bonito-
comentó mientras observaba cómo estaban dispuestas las estanterías y los
sillones con el fin de darle al lugar un toque muy acogedor.
Su sola presencia en el lugar la hacía
sentir muy pequeña pero protegida a la vez. No sabía de donde venía esa
sensación pero la asimiló como algo muy natural, y de hecho incluso primitivo,
en ella.
- Es donde vengo siempre cuando
quiero estar sola…- susurró pensativa preguntándose cómo era que de repente se
sentía tan cómoda con él a su lado cuando lo conocía hacía apenas unas horas.
Sus suaves cabellos caían por su frente ocultándome sus ojos cuando miraba
hacia abajo, sus labios mostraban una sonrisa torcida cada vez que la miraba,
algo que la hacía muy bien y un poco especial. Aunque nadie podía culparlo por
provocar esa sensación en la gente.
Dave rompió el hilo de sus pensamientos
cuando tomó el libro de sus manos y lo sostuvo en las suyas mientras decía:
-Yo también encuentro los libros
fascinantes, es como si pudieras vivir tu historia a través de otras personas,
es algo… cautivador.- afirmó mientras hacía pasar las páginas rápidamente.
Se quedó un poco asombrada por su
peculiar modo de ver las cosas, y es que era raro porque los chicos no suelen
pensar así hoy en día y era reconfortante saber que aún quedaba gente así.
Aunque bueno, la verdad es que Dave tampoco era como a mayoría de los chicos.
-bueno- dijo mientras lo miraba y
se moría de ganas por saber más de él, todo acerca de él. – cuéntame algo sobre
tu vida, ¿vives con tus padres...? – Lucy dejó la pregunta en el aire.
Su rostro cambió una milésima de
segundo de la relajación de su hermoso rostro a una pena abrumadora apenas
discernible, y volvió a adoptar la misma expresión de antes con rapidez, aunque
a sus ojos no escapó la tristeza incluso palpable que se respiró en el
ambiente. Lucy esperó pacientemente a que respondiera.
-Mis padres murieron hace muchos
años, en un accidente de coche, cuando yo aún era muy joven.- respondió y
sonrió despreocupadamente para quitarle un poco de hierro al asunto.
-Lo siento muchísimo, no tenía ni
idea- Se apresuró a decir a la vez que se arrepentía enormemente por haberle
preguntado aquello, aunque era imposible que ella hubiera adivinado nada, aun
así no podía evitar la tentación de hacer algo para hacerlo sentir mejor ahora
que la expresión de hacía solo unos segundos cobraba sentido. Pero Dave sonrió
con ganas.
-Tranquila, Lucy. No había forma
de que lo supieras y de todos modos es algo a lo que estoy acostumbrado, asique
lo que no te preocupes.- La tranquilizó con una risa despreocupada e
imposiblemente hermosa aunque la alegría de sus labios no llegó a sus ojos.
Después de unos segundos utilizó
toda la fuerza de su mirada y la descargó sobre ella intensamente mientras
deslizaba sus hábiles manos hacia ella en un impulso que ninguno comprendió. A
medio camino se interrumpió y se levantó para acercarse a una de las grandes ventanas.
Lucy lo observó mientras él
miraba fijamente hacia el exterior con aire ausente. Ella no entendía muy bien
qué acababa de ocurrir, e intentaba tranquilizarse al comprender que él había
estado a punto de acariciar su cara… o al menos eso le había parecido. Estaba
completamente aturdida, no era normal en ella esa constante sensación de
tranquilidad y algo de temor, todo mezclado en un coctel emocional…
-Bueno… ¿Y qué es lo que te ha
traído aquí? ¿De dónde vienes?– Preguntó con un tono desenfadado.
Él se enfrentó a ella después de
un minuto escaso y sonrió de una manera enloquecedoramente dulce.
-No soy de ningún lugar
realmente, no siento que pertenezca a ningún lugar en especial. Toda mi vida he
estado viajando de un lugar a otro sin descanso, intentando no dejar de
moverme. Pero ahora siento que ya no es necesario.
-¿Y eso a qué se debe?- quiso
saber a la vez que bajaba un poco los hombros esperando su respuesta.
-Digamos que ahora, en este
momento, estoy justo donde deseo estar- dijo a la vez que clavaba en ella una
mirada llena de significado.
Lucy aparto la mirada unos
segundo para intentar procesar la información.
Ella se acordó de Bruce y de lo
todo lo que había pasado estando con él, de lo ciega que había estado durante
lo que ahora consideraba un tiempo larguísimo y sintió que ella también estaba
justo donde deseaba estar en ese momento…
Dave debió de notar el cambio que
se produjo en su cara. La miró durante un momento mientras observaba con suma
atención sus rasgos momentáneamente tristes. Ella no estaba triste ni mucho
menos por no estar justo a Bruce, sino por no haberse dado cuenta antes del
daño que se había hecho a sí misma permaneciendo a su lado, si se lo podía
llamar así.
-¿ocurre algo?- preguntó Dave en
un susurro.
-No es nada en realidad…-contestó
apresurándose para cambiar de tema pero la profundidad de la expresión de Dave
la detuvo.
-cuéntame, por favor.
Lucy no sabía porque sentía
tantas ganas de contarle todo, de pensar que quizás alguien entendería porque
se sentía así. Porque le daba tanta rabia haber sido utilizada como una
muñequita más de la colección del miserable de Bruce.
-Hace unos meses un idiota
llamado bruce jugo conmigo por decirlo de algún modo. El simplemente no tuvo
interés en mí y yo no supe darme cuenta de ello antes. Bruce jugaba con todas
las chicas, no eran más que diversión para él… estaba pensando en lo feliz que
me sentía de encontrarme en este momento aquí. Yo también estoy justo donde
deseo estar…
Esperó la reacción de Dave ante
sus palabras mientras sentía como la sangre viajaba a sus mejillas.
Pero Dave simplemente la miró con
muchísima intensidad mientras apretaba la mandíbula. Después de un momento
volvió a sentarse a su lado.
-nadie debería ser tratado de ese
modo- respiró hondo un minuto mientras Lucy encontraba furia en sus ojos.- Solo
con pensar en lo miserable que es por haberte deshonrado… -dejó la palabra en
el aire mientras nos mirábamos fervientemente por unos segundo hasta que aparte
la viste al quedarme completamente aturdida por la belleza emanante de él.
No conseguía acostumbrarme a ese
hecho. Después de un momento Dave sonrió y dijo:
-mmm… Muchas gracias. Me ha
encantado, ha sonado un poco antiguo… - dije para quitarle un poco de hierro al
asunto.
-sí, supongo que es un concepto
algo anticuado, aunque no deja de ser cierto- respondió riendo entre dientes
mientras la dulzura envolvía a sus ojos.
Lucy sentía como a cada minuto
aquel chico misterioso ganaba un poco de confianza. Él le contó sus inquietudes
y las cosas que más le gustaban y a la vez aprovechó el momento para saber más
cosas sobre ella. La tranquila música los envolvía y Lucy sentía que jamás se
había encontrado en una situación como esa. Todo estaba siendo demasiado bueno.
No quería que terminara.
Después de un largo y bien aprovechado
rato Lucy odio tener que despedirse de Dave, ya que había quedado en
encontrarse con Vicky en el Gloria’s a seis y así podía aprovechar a comer
algo. El al final la había ofrecido para llevarla a comer algo pero el tiempo
había pasado muy rápido mientras estaba con él y ahora tenía que irse.
Cuando iba a
despedirse de él, Dave la sorprendió ofreciéndole acompañarla hasta el Gloria’s
en su coche ya que aún tenía el suyo en el aparcamiento del instituto. Lo
aceptó de muy buen agrado mientras Dave continuaba cautivándola con cada minuto
que pasaba con él.
Cuando llegaron al aparcamiento
del Gloria´s Lucy no podía evitar sentirse extraña. Era una sensación nueva la
que la cautivaba ahora al mirar los ojos de Dave mientras conducía. Habría
querido saber todo de él… cosas que no se atrevía a pregunta como por qué no
podía quitar ese velo misterioso que lo cubría a cada segundo que pasaba.
Aunque también tenía que admitir que el hecho de que fuera misterioso sobre su
pasado cuando ella le había preguntado, no dejaba de atraparla más y más en un
remolino del que no se veía con fuerzas para escapar. Estaba completamente
encandilada por Dave en más de un sentido.
Dave había querido saber cosas
sobre su familia y sus amistades y también sobre la persona que la estaba
esperando en el Gloria’s. Había sido muy consciente de él control que
permanecía en un su rostro mientras esperaba pacientemente una respuesta.
También noto el alivio que el sintió cuando supo que era su amiga la que la
esperaba en la cafetería.
Lucy lo miraba a hurtadillas
mientras conducía sintiéndose la persona más afortunada del mundo por
encontrarse en un espacio tan pequeño con él. En ese momento solo existían
ellos dos, dejando a Bruce en el pasado y siéndose más libre y segura que en
mucho tiempo. Cuando llegaron al Gloria’s se dio cuenta de que no habían
hablado demasiado al final del trayecto en coche y en lo norma que había
resultado eso, ya que ella siempre habría querido rellenar esos incómodos
silencios con frases innecesarias.
Dave se apresuró a salir del
coche para abrir la puerta de Lucy, pero ella no estaba acostumbrada a ese tipo
de trato y salió del coche para ver como Dave caminaba con una gracia infinita
hacia ella. Era el ser más hermoso que habría caminado por la tierra… Oh, por
el amor de Dios, tenía que controlar un poco más sus pensamientos.
Sintió como Dave sonrió mientras
la miraba con atención. Su pulso iba subiendo cada vez más.
— Bueno creo que
ha llegado el momento de que me marche…—
Dave dijo— puedo intentar acercarte tu coche…
—no. De
verdad, no es necesario. Le pediré a Vicky que me alcance al coche más tarde.
No te preocupes.
—De
acuerdo. Hasta mañana entonces — Dave se aproximó a ella —Lucy…—susurro
mientras se acercaba para darle un suave beso en la mejilla.
Ella se
sintió un poco mareada por su contacto mientras esperaba que no se acabara
nunca y que él no tuviera que irse.
No temas, no te haré daño…
Lucy
sintió su voz en su mente cuando sus labios tocaron su piel y pensó que ya se
había vuelto loca de remate. Debía de ser por no haber comido nada todavía. O
simplemente que se estaba volviendo como una cabra. Lo que fuera, en ese
momento le dio exactamente igual.
Aunque
estaba sintiendo una sensación muy rara con eso que le había parecido que Dave
le decía. Tenía una especie de deja vú, pero no conseguía acordarse de qué era.
—Hasta
mañana, Dave. Me ha encantado pasar la tarde contigo. — dijo olvidándose
momentáneamente de sus estúpidas paranoillas.
Dave
subió al coche como un guerrero, con sus ropas y su forma de moverse. Ese chico
iba a volverla loca. La alegría de él era palpable, y cuando Lucy se dio la
vuelta para entrar en la cafetería, sintió la mirada penetrante de Dave en su
espalda.
—Lucy—
Él la llamo rápidamente antes de que Lucy atravesara la puerta— A mí también me
encanto pasar la tarde contigo.
La miró
de manera intensa a los ojos como queriendo decir con ellos mucho más que esas
simples pero bonitas palabras. Entonces arrancó el motor y desapareció como un
bólido. Lucy se quedó como una tonta parada en el aparcamiento mirando donde
había desaparecido el coche de Dave.
Capítulo 4: Dave
Dave
conducía en silencio mientras recordaba cada detalle del tiempo que había
pasado con ella.
Cuando
la había visto por primera vez en el pasillo no había podido controlar su
expresión.
Era tan
completamente tierna y amorosa. Se había quedado irrevocablemente encandilado
por su hermosura. Desde el primer momento no había podido controlar su
expresión mientras sonreía como un tonto. Finalmente después de tantos años la
había encontrado. Una razón para desear vivir más que nunca… vivir por ella.
Para ella.
Deseaba
conocer todo de ella, saber las cosas que le gustaban y las cosas que la hacían
feliz. A lo largo de la mañana se había dado cuenta que estaba completamente
sediento y loco por esa chica a la que apenas conocía. Lucy… su nombre se
repetía en su mente durante toda la hora sin dejar de mirarla. Ella lucía
curiosa y más que intimidada por su presencia. Lo había notado las veces en las
que ella lo había mirado a través de la estancia con los ojos intensos y
penetrantes como intentando descifrar algo.
Le
resultaba completamente asombroso que pudiera sentir algo así por una persona
en tan poco tiempo. ¿Qué estaba ocurriendo en su cabeza? Simplemente no podía
evitarlo.
Por un
lado sentía que era demasiado precipitado sentir tanto y permitirse tener una
debilidad como esa, y por otro lado sentía completamente normal sentirse
atraído por una chica como ella. Y no solo sentía una increíble atracción
física hacia ella sino que también quería saber cada detalle que pudiera conocer
de su vida. Y quería formar parte de ella.
A lo
largo de la mañana ya sentía toda esa cantidad de cosas que no podría haber
evitado incluso de haberlo intentado.
La hora
del almuerzo se había colocado en una mesa para poder contemplarla.
A Dave
no le importaba lo que los demás pudieron pensar de él. No paró de observar a
Lucy mientras ella comía su manzana y charlaba alegremente con su amiga. La
notaba un poco inquieta y había sentido esos inquietos ojos relajarse un poco
cuando él había entrado en el comedor buscando su presencia con frenesí. Había
escuchado cuando su amiga la interrogaba acerca de él. Lucy había dejado correr
la cuestión intentando cambiar de tema
mientras se sonrojaba un poco. El hermoso color en sus mejillas lo puso más
sediento de lo que había estado en su vida y el exquisito y embriagador aroma
de ella se expandía hasta llegar a él.
Tampoco
le había importado cuando su amiga le hablaba a Lucy contándole que el
misterioso chico nuevo no dejaba de mirarla. Ella en un principio no la había
creído y se preguntaba por qué él iba a tener interés en ella.
Le
parecía ridículo que Lucy pensara de ese modo ya que con solo unas horas ella
estaba cambiando el transcurso de su vida. No pudo controlarse y cuando ella se
levantó a llevar las bandejas a su sitio, Dave tomó una bandeja vacía
instantáneamente y camino relajado hasta donde ella estaba intentando controlar
el peso de las bandejas con su bolso. Parecía tan arrebatadoramente tierna.
La
había ayudado a colocar las bandejas y cuando sus brazos se habían rozado Dave
sintió una corriente eléctrica recorrer toda su piel y pensó que se estaba
volviendo un poco loco. Ella se había puesto un poco nerviosa, podía sentir el
latido de su corazón acelerarse cuando lo miraba. Y eso era algo que lo había
complacido enormemente. Cada uno de los sentimientos que estaba sintiendo a
causa de Lucy no dejaban de sorprenderlo y cautivarlo aún más.
Las
horas para que finalizara la jornada de clases pasaron lentas pero no le
importaba realmente. Había agradecido ese tiempo para reflexionar lo que le
estaba pasando y lo que podría significar la intensidad de sus sentimientos.
Cuando
acabaron las clases se había dirigido al aparcamiento del instituto con la
intención de tomar su coche y volver a casa. Pero mientras localizaba
rápidamente su coche no dejó de sorprenderse al ver a su amiga Vicky junto a
Lucy mientras se despedían y ella caminaba hacia su propio automóvil.
Dave siguió
el trayecto hacia el que ella caminaba y sonrió al ver que su coche estaba
junto al de ella. Caminó con sigilo a través del aparcamiento hasta situarse
justo detrás de ella. La había asustado al aparecer de repente y no había
podido resistirse a invitarla a comer algo recordando que en el almuerzo no
había comido demasiado. También le había recordado que tenían que recoger un
libro de la clase de literatura aunque era una tonta excusa para intentar pasar
un rato con ella y poder saciar esas preguntas internas que luchaban por salir.
El libro de la clase de literatura no podía importarle menos en ese momento.
Aunque tenía que reconocer que leer era de sus grandes paciones.
Lucy en
un primer momento se había sentido ansiosa por su petición. Dave podía apostar
que ella pensaba que era increíble que él se fijara en ella como para pedirle
hacer algo juntos, y había vislumbrado en su mente la contrariedad de sus
pensamientos internos mientras decidía qué hacer. Él la miraba intensamente y
sin perderse ni uno de los gestos que cruzaban por su rostro. Finalmente con
una sonrisa enorme ella había accedido a buscar su ejemplar de amor en tiempo
de cólera.
La tarde
había pasado increíblemente rápido al contrario que las clases en las que no
coincidía con ella. Sentía un huracán emocional a cada minuto que pasaba junto
a ella mientras se encontraba con deseos de acariciar su rostro y acercarse un
poco más para poder sentir en calor de su cuerpo y poder deleitarse un poco más
del afrodisíaco perfume que desprendía su piel. Se imaginó como sabría su
sangre pero se controló porque la idea de él bebiendo su sangre la podía poner
en peligro y no era ni tan remotamente importante para él en ese momento como
lo era el poder pasar cada minuto disfrutando de su compañía. Habían podido
charlar y conocerse un poco más. Lo que más le gustaba de todo era la forma en
que tenía Lucy de mirarlo. Lo volvía completamente loco la idea de pensar que
ella podía sentirse atraída por él o si por el contrario solo estaba siendo
amistosa.
Finalmente
la tarde había transcurrido demasiado rápido para su gusto y supo que Lucy
tenía que irse para reunirse con alguien. Se lamentó interiormente por no
haberla llevado a comer nada pero ella le había hecho saber que aprovecharía a
comer algo en la cafetería llamada Gloria´s.
Dave se
había puesto tenso por un momento mientras se preguntaba con quien tendría la
cita Lucy y se dio cuenta de que no tenía idea de si ella incluso tenía novio.
Que Dios lo ayudara, pero esperaba que no.
Se
había quedado más tranquilo cuando ella le había contado que iba a reunirse con
su mejor amiga Vicky. El trayecto hacia la cafetería había sido tranquilo.
Dave se
había ofrecido a llevarla ya que no tenía su coche con ella y se ofreció a
llevarle el coche para que después tuviera en qué volver a su casa. Pero ella
rápidamente le quitó importancia al asunto y le respondió que su amiga la
alcanzaría hasta el aparcamiento del instituto más tarde.
Él
había querido saber cosas sobre su familia y amistades. Lucy tenía un brillo en
los ojos cuando había hablado de su amiga. Al parecer era una amiga
incondicional que había estado con ella desde siempre incluso con su particular
forma de ser. Su familia estaba formaba por su madre Gabrielle y su padre
Lucian, y ella había hablado de ellos con amor y admiración por los largos años
que llevaban juntos.
Él no
dejaba de observarla y sonreír a cada minuto que había pasado con ella y quedaba
más y más atrapado en esa espiral que todavía no sabía controlar. Ya tendría
tiempo para procesarlo todo. Ahora simplemente había querido disfrutar del
tiempo que les quedaba hasta que ella tuviera que bajar de su coche. El final
del trayecto había reflexionado sobre las cosas que ella le había contado y se
había conformado con respirar el perfume que desprendía su piel por la cálida
cabina de coche y el sonido de su tranquila respiración mientras miraba por la
ventanilla. Estaba completamente hermosa mientras la caída del sol bañaba su
cuerpo. La camiseta que tenía puesta hacía justica a sus curvas y le sentaba de
maravilla.
Finalmente
habían llegado donde ella le había indicado y se apresuró a abrirle la puerta,
pero ella ya estaba saliendo del coche y lo observaba con intensidad. Dave no
pudo controlarse después de las horas que habían pasado juntos y se acercó a
darle un beso en su mejilla a la vez que susurraba su nombre. Simplemente había
necesitado sentir el roce de su piel, la calidez que desprendería su suave
piel. Dave había sentido como la respiración de Lucy se aceleraba mientras
duraba su contacto y no supo porque pero quiso tranquilizarla y susurró en su
mente las palabras: no temas, no te haré
daño… después se había marchado dejando
atrás a Lucy con su flamante VMB.
Dave
dobló la calle para entrar en la propiedad que había pertenecido a su familia
durante siglos. No podía sacarse la imagen de Lucy cuando se había despedido y
en lo mucho que le había gustado cuando ella le declaró que le había encantado
pasar la tarde con él. Aun persistía su fragancia levemente en el interior del
coche y Dave se preguntaba como haría para aguantar hasta volver a oler su
aroma. De lo que estaba completamente seguro es que ese día había comenzado una
etapa importante de su vida porque Lucy con solo existir ya lo había cambiado
todo y sin darse cuenta.
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